Hay noches que son mágicas… en lugares que encuentras por casualidad y acaban resultando muy especiales. Eso fue lo que nos ocurrió en nuestro viaje a Oporto.
[…]Alguien dijo, levantando la copa:
“Por hoy, por nosotros”
Luego, por suerte, trajeron la comida. El viento seguía peinándonos a su manera enajenada, el sol se quedaba hasta regalarnos su ocaso. Se estaba bien. Muy bien. Las gambitas bien fritas, nada aceitosas; las verduras, sabrosas. El vino, frio y ligero. Hay días que merecen ser eternos.
Que duda cabe que lo mejor en estos casos sigue siendo la compañía… estar rodeada de buena gente hace que todo lo demás funcione.
Si andáis por Oporto de noche, os recomiendo acercaros a esta zona de la ciudad, hay buen ambiente y unos cuantos locales chulos para cenar o para tomar una copa.
Ya estoy deseando volver!!